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divendres, 2 d’agost del 2013

NUNCA SEREMOS PERFECTOS

Capítulo 16- Melanie- Esto sólo comienza

8:00. Con cada minuto que pasa mi desesperación aumenta. Y Mar no contesta. Amanda tampoco. Y a Maia le parece mal que quiera quedarme en su casa a cenar sólo para no hacerlo con mi padrastro. Pero es que ella no lo entiende. No entiende mi desacuerdo. Ella piensa que esta es una nueva oportunidad para que mi madre pueda volver a… “rehacer”. Y comprendo esa opinión. Porque nunca les he contado lo mal que lo pasó mi madre cuando mi padre la dejó. Pasó mucho tiempo llorando y ahora… como si nada hubiese pasado. Me hizo creer que ella aún amaba a mi padre pero que él ya no… Y no quiero. Tuve que consolarla durante todo ese tiempo yo a ella, cuando los papeles deberían haber sido invertidos. Y ahora me lo paga así. Sí. Estoy enfadada porque no me ha dicho nada de esta relación hasta ahora. Yo confiaba en ella, y pensaba que ella también confiaba en mí. No escuchó mis consejos. Pues ya está. Si ella no sigue mis consejos yo tampoco seguiré los suyos. Ya es hora de que no confíe tanto en la gente. Primero Axel, que pensaba que aun podríamos llegar a ser al menos conocidos (aunque todavía no me he rendido en esa batalla), y ahora mi madre, que miente, manipula y no escucha a la gente. Ahora sólo quiero saber el porqué, el porqué de que Axel me vea como me ve, porque yo no le he hecho nada malo. Yo sólo quería solucionar las cosas, y él lo empeoró todo. Y respecto a mi madre… espero que el tiempo lo arregle. Pero esta vez no seré yo la que le perdone, porque yo no tengo nada que perdonar.
Vuelvo a marcar el número de Amanda. Ella lo entenderá. Seguro que si ella estuviese en mi lugar haría lo mismo. Pero no lo coge. Joder…
8:05. Ya mismo nos iremos a la cafetería/bar/lo que le quieran llamar. Alguien pica a la puerta. Por ella aparece la cabeza de Max, el “novio” de mi madre. Por dios, todavía no sé cómo puede estar saliendo con alguien tan joven. Cuando habla parece inseguro y preocupado por mi reacción.
-          Melanie, dentro de un rato vamos a cenar. Ves preparándote. Cuando sean y media te llamo.- Espera a que le conteste algo, pero no lo hago. Me limito a poner los ojos en blanco y a seguir tumbada en la cama mirando el techo.
Creo que no he estado tan enfadada como hoy en toda mi vida. Es que pasan tantas cosas y hay tan poca gente a la que poder contárselo…
En el mismo momento en el que escucho el pequeño ruido que hace al cerrar la puerta saco mi móvil de debajo de mi espalda y vuelvo a marcar el número de Amanda.
-          ¿Melanie?- contesta al cuarto pitido.
-          Amanda tienes que hacerme un favor- digo rápido, con el absurdo miedo a que me cuelgue-. ¿Puedo quedarme esta noche a cenar a tu casa?- sigo explicando- Es que mi madre ha traído a su novio, de unos veinte años como mucho por cierto, y ahora quiere que mi hermana y yo cenemos con él. Y me niego a ir. Joder… lo acabo de conocer y ya quiere que cenemos con él… Y encima tiene veinte años. Joder…
Hay unos segundos de silencio. Me muerdo las uñas. Me siento un poco acoplada, pues me estoy auto invitando, pero estoy desesperada y no tengo otra opción que esta. Pero…
-          Menuda putada… Pero no puedo… Lo siento, Melanie… Mis primos están al llegar porque mi madre les ha invitado a cenar. Bueno, al menos no será la única que sufrirá.
-          Sí, bueno… al menos me sirve de consuelo. Te dejo que tengo que empezar a arreglarme que ya mismo me voy. Adiós y gracias. Hasta mañana.
-          De nada. Hasta mañana, Melanie.
Y cuelgo. Voy a mi armario arrastrando los pies y me cambio la ropa que he llevado para ir al insti, que ha acabado llena de arena después de todo lo que ha pasado, por una limpia. Me peino un poco y me tumbo otra vez en la cama para pensar en el mal rato que voy a pasar.
8:35. Hace frio en la calle. El viento que corre me obliga a subirme aún más la bufanda. Bueno, al menos es una excusa para no hablar con Max. Él tampoco parece que quiera hablar conmigo. Está demasiado ocupado intentando ganarse a mi hermana.
-          ¿Y qué tal te va el colegio, Laia? ¿Tus notas van bien?- la mira, para no mirarme a mí.
Si supiera que en realidad nunca me enfado y que no me gusta discutir tal vez la cosa cambiaria. Pero resulta que si hace falta discutir con él lo haría. Porque enfadada ya estoy.
-          Sí, me va muy bien el colegio- responde ella.
Es lo único que hace. Se limita a contestar las preguntas que le hace, con monotonía en la voz. Pero sé que a ella es fácil ganársela. Cambia de emociones muy rápidamente. Incluso a veces juraría que es bipolar.
Y así todo el camino. Pregunta, respuesta. Pregunta, respuesta. Al llegar al bar ya hemos repasado toda la vida mi hermana, que ya sabía. Pero que Max no, y ahora sí que tiene todas las de ganar si quiere caerle bien a mi hermana.
-          Sí que hay gente hoy por aquí, ¿no?- Dice al entrar. Nadie le responde.- Mira, allí hay una mesa libre. Vamos.
Los sigo. Detrás de él va mi hermana. Detrás de ella, yo. Me siento en frente de él, en la silla más alejada de su presencia. Unos minutos después de estar mirando la carta, llega un camarero.
-          ¿Qué van a querer?-pregunta abriendo su mini libreta.
-          Yo para beber quiero agua y para comer pollo rebozado con croquetas-pide, y de seguida lo apunta.
-          Yo quiero Fanta de naranja y espaguetis a la boloñesa para comer- dice mi hermana alegre.
Noto la cara extrañada de Max al saber que se va a pedir espaguetis para cenar, pero no dice nada. Buena estrategia. Los espaguetis son el plato preferido de mi hermana. Me toca a mí. Creo que yo también voy a comer bien esta noche.
-          Yo quiero Coca-Cola y para comer una pizza 4 quesos.- después de apuntarlo se va.

La pizza creo que es lo más caro de aquí. Pero no importa, paga él.

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